El control de abejas como la mejor manera de salvar el mundo
Desde la abeja Maya hasta Beedrill, desde los Charlotte Hornets al prota de Bee Movie, todos tenemos un sentido amor y respeto hacia el amarillo y el negro intercalados, hacia la miel y el aguijón, hacia el picor y la hinchazón. Hablo, por supuesto, de las abejas, nuestras compañeras aladas adictas a las flores. Eso es, abejas, no sé porqué, pero a las avispas las queremos menos. El caso es que, de un tiempo a esta parte, ellas, las abejas, se encuentran en sustancial peligro y no hay forma de que nadie les haga caso. Por eso, rompiendo una lanza a favor de nuestras amarillentas amigas, hoy hablaremos sobre su grave problema y el control de abejas como método para salvarlas. No me gustaría ponerme tremendista, pero lo voy a hacer: ¡Salvar a las abejas puede significar salvar al mundo tal y como lo conocemos!
Control de abejas: ¿Qué diantres está pasando ahí fuera?
“Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida”. ¿No os suena esta frase? Se la atribuyen a Albert Einstein y, aunque seguramente no la haya dicho él (ya sabemos como es Internet) y suene muy agorera, la verdad verdadera es que las abejas ocupan un importante lugar en la naturaleza, y sería muy, pero que muy impactante su desaparición, para ellas y para toda la especie humana.
Por poner un terrible ejemplo, en Estados Unidos, allá por 1988, había unos 5 millones de colmenas zumbonas… Para 2015 había muerto el 42,1% de las colonias, aproximadamente la mitad, unos 2,5 millones… En la actualidad las proyecciones son peores. Y sí, aquí tocaría poner un emoticono triste de ser esto una conversación por WhatsApp.
Control de abejas: ¿Por qué mueren?
“¿Qué les pasa a las abejas que no paran de morir?”, te preguntarás. Pues un poco de todo, un popurri fatalista, un mix ominoso, por el que hay que entonar el mea culpa. De entre todos los motivos de la disminución de la población de abejas resaltan la reducción de su hábitat, los continuos incendios forestales, las especies animales exógenas, los químicos que se destinan a combatir animales o plantas y la carencia, in crescendo, de diversidad genética.
Para que os hagáis una idea del problema, para que duela un poco más y engorde en vuestra conciencia, la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas) nos dice que “hay 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo, y la gran mayoría se polinizan con estos insectos”.
Como veis, la desaparición de las abejas resultaría todo un shock para el medioambiente, capaz de descuajeringar el equilibrio existente en la Naturaleza. Las abejas cumplen una tarea esencial en el ciclo vital: ¡Polinizan! Sí, polinizan incontables tipos de planta que más tarde sirven de sustrato a innumerables especies animales que, por cierto, nos sirven luego de alimento a nosotros. Así que sin ellas estamos fastidiados.
Control de abejas: Soluciones
Pero tranquilos, las grandes mentes, aguijoneadas por el miedo y el cariño que les tienen a estos antófilos, se han puesto manos a la obra. Sin ir más lejos ya se han ideado todo tipo de sensores que permiten a los apicultores monitorizar sus colmenas desde sus computadoras y dispositivos móviles. Gracias a la monitorización y a este control de abejas pueden recibir en sus smartphones, a tiempo real, información sobre la salud y bienestar de su colonia de abejas. También les permite estar alertados sobre cualquier tipo de amenaza que pueda llegar a poner en peligro a su colmena.
El objetivo de estos sensores de monitorización y de control de abejas es dar, de una vez por todas, con el instante en el que las colonias de abejas llegan al punto más cercano al colapso. Con ello se podrán establecer hipótesis de las posibles causas por las que lo están pasando tan mal últimamente y así poder arreglarlo. Desde la relación con pesticidas hasta contraer parásitos. Además, estos sensores alarman a los apicultores en cuanto hay un peligro inminente para que puedan actuar y salvar a sus abejas a tiempo.
La cuestión es contar con la última tecnología para hacer del ciudadano amante de las abejas todo un científico y un salvador; así podremos abordar tal terrible problema a escala mundial y frenar el declive de las colonias de abejas.
La tecnología de monitorización nos aportará información de lo más útil para salvaguardar la vida de las abejas. Medir parámetros de temperatura y de humedad dentro y fuera de la colmena. Alarmas programadas en caso de ataques animales o robos. Diferentes tipos de alerta a tiempo real proveniente de los sensores circundantes estratégicamente colocados. Todo aparecerá en nuestro panel de mando para decidir cómo, cuándo y por qué actuar.
Imagina niveles de estado informativo: “Todo va bien”, “Algo va mal”, “Reina perdida”, “Enjambre loading…”. Identificaciones del estado en el que se encuentra la colmena desarrolladas a partir de las escuchas de audios y el estudio desde el mismo centro de la colmena. Cuando se encienda un piloto en el panel de control por una señal de los sensores solo tendrás que actuar, como un héroe y salvar la situación.
¿Por cierto, hablando del tema de la monitorización y aunque sea de otro tipo, sabéis quién se lo curra como nadie y es adalid de la monitorización? Pues Pandora FMS, un sistema de monitorización flexible, que no monitoriza abejas ni colmenas pero es capaz de monitorizar dispositivos, infraestructuras, aplicaciones, servicios y procesos de negocio.
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Dimas P.L., de la lejana y exótica Vega Baja, CasiMurcia, periodista, redactor, taumaturgo del contenido y campeón de espantar palomas en los parques. Actualmente resido en Madrid donde trabajo como paladín de la comunicación en Pandora FMS y periodista freelance cultural en cualquier medio que se ofrezca. También me vuelvo loco escribiendo y recitando por los círculos poéticos más profundos y oscuros de la ciudad.
Dimas P.L., from the distant and exotic Vega Baja, CasiMurcia, journalist, editor, thaumaturgist of content and champion of scaring pigeons in parks. I currently live in Madrid where I work as a communication champion in Pandora FMS and as a freelance cultural journalist in any media offered. I also go crazy writing and reciting in the deepest and darkest poetic circles of the city.
